Encontré un texto sobre la conexión cuerpo - mente (Pogosyan, M., ver referencia) y que me ha parecido muy interesante, ya que en psicología siempre tratamos la mente, pero muy poco la relación directa que tiene con el cuerpo. En cambio en terapia de esquemas sí que lo tenemos en cuenta.

En el artículo se explica que nuestro cerebro es como una supercomputadora; procesa en 30 segundos lo que procesa el telescopio espacial Hubble en 30 años. Los datos que procesa nuestro cerebro provienen de nuestro entorno (exterior) y de nuestro cuerpo (interior).
Nuestro cerebro y nuestro cuerpo se comunican constantemente, tanto en un sentido como en otro y esa comunicación la solemos llamar interocepción o “sexto sentido”. Esta información que llega del cuerpo es importante para mantener nuestra salud y nuestro bienestar. Dice MacCormack, J. que son como “dos compañeros muy parlanchines conduciendo un automóvil juntos”; uno informa de los cambios que suceden en el coche y el otro toma decisiones sobre si, por ejemplo, hay que poner más gasolina o no. Esta colaboración mente – cuerpo es la que nos mantiene vivos y en movimiento.
En base a experimentos psicológicos (Cuddy,A.), sabemos bien que la postura corporal influye en cómo nos sentimos, pensamos y reaccionamos. Siempre pensamos que es nuestra mente la que crea nuestro auto-concepto, cuando en realidad es nuestro cuerpo que envía constantemente señales a través de la médula espinal a nuestro cerebro indicando qué necesita y cómo se encuentra. Esto explica que cuando estamos cansados físicamente, es más fácil que nos cueste concentrarnos, estemos más irritables o pensemos en negativo.
En terapia de esquemas nos centramos en las situaciones emocionalmente intensas y hacemos que la persona se centre en sus sensaciones corporales. Esto ayuda a mantener la concentración y que no “suframos” las sensaciones corporales, si no que aprendamos a tomar consciencia y a mejorar esta comunicación cuerpo – mente. Al estar en conexión con la sensación corporal, se puede observar claramente a través del lenguaje corporal cuando hay una mejora psicológica.
No siempre nuestro cerebro interpreta las señales corporales correctamente. Influyen nuestras creencias sobre lo que percibe nuestro cuerpo. Las creencias también se trabajan en terapia de esquemas, ya que son las que mantienen el malestar, tanto emocional como corporal.
Unos latidos de corazón acelerados pueden ser interpretados como un ataque al corazón en una persona ansiosa y no puede ser nada para una persona sin ansiedad. Dependerá nuestra educación, nuestras experiencias de la vida o simplemente la intensidad con la que suele reaccionar nuestro cuerpo.
La interocepción es un factor importante de la inteligencia emocional y las habilidades sociales afectivas. Se ha podido demostrar que el hecho de interpretar las señales del cuerpo como una fuente de información positiva, no como algo angustioso, genera confianza en el cuerpo y repercute positivamente en nuestro bienestar. Por ello es tan importante el tomar conciencia y ver que la sintomatología física puede cambiar, no es fija.
Normalmente no le prestamos atención a las señales del cuerpo hasta que enfermamos o algo falla. Al contrario, las personas que están todo el día pendiente de su cuerpo, puede que sobre-interpreten sus señales corporales, como en los casos de ansiedad. Por ello concluye el artículo que un término medio, ni mucha atención, ni demasiado poca, sería ideal.
Me ha parecido interesante apuntar que en terapia de esquemas se tiene en cuenta la parte física, dónde y cómo te afecta corporalmente tu malestar. Tomar consciencia es el primer paso para poder cambiar, y es más efectivo hacerlo combinando mente – cuerpo.
Referencias:
Pogosyan, M., (2022), “La interocepción, el sexto sentido”, https://www.psychologytoday.com/es/blog/la-interocepcion-el-sexto-sentido
Cuddy,A., (2012), “El elnguaje corporal moldea nuestra identidad” https://www.youtube.com/watch?v=Ks-_Mh1QhMc&t=9s
Young, J., Klosko, J., (2012), “Reinventa tu vida”, Ed.: Espasa, Barcelona
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