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NARCISISMO Y SOCIEDAD

Cristina Surroca



Ya en 1979, cuando Christopher Lasch escribió su libro La cultura del narcisismo, se hablaba del aumento de casos de narcisismo y se refería al hecho de que no solo era una patología, si no que se había convertido en un fenómeno social generalizado. En aquel entonces Lasch estaba preocupado de que este trastorno de personalidad se convirtiera en la personalidad básica estadounidense. ·Explicaba que el “yo” había invadido la sociedad, huyendo de los sentimientos, rechazando envejecer, teatralizando la existencia y convirtiendo la política en un espectáculo. La estructura social se estaba formando por personalidades individuales y colectivas centradas en sí mismas. Explicaba que lo que la gente busca es su salud, seguridad

psíquica, impresionar, la ilusión momentánea de un bienestar personal.


Más tarde en 1983, Gilles Lipovetsky en su libro La era del vacío describe el vacío ideológico de la sociedad, donde lo sagrado y lo colectivo han desaparecido y donde las personas dedican su existencia a aparentar en vez de ser.


Hoy en día el filósofo alemán de origen coreano Byung Chul Han nos habla de un “Yo” empobrecido. Hoy en día nada es duradero, nada persiste, lo que hace que el Yo se desestabilice ya que no hay nada seguro. Ese miedo por uno mismo hace que el Yo gire en el vacío, tratando en vano de actuar con selfis, por ejemplo. En su libro La sociedad del cansancio, habla de un “exceso de positividad”, es decir, una sobrecarga de actividades, de positividad, con la que creyéndonos libres llegamos al “burnout”. Es esa presión que creemos que hacemos libremente, la que nos exige ser alguien relevante, especial e importante a cada momento, que a la vez es efímero, como lo son las noticias y lo que sucede en nuestra sociedad. Aquí surge la industria del “coaching”. El objetivo principal es poder desarrollar tu potencial, ser más “productivo”, sin pasar por años de terapia o aprendizaje, sin cuestionarte, aportando soluciones preestablecidas que te reafirman en tu valía. Se les enseña a las personas que su voluntad individual es todopoderosa y cada uno determina su destino.


Así se crean personas con muchos miedos; miedo a no ser “como hay que ser”, a la enfermedad, a la vejez, al otro,.. Hay demasiada información, demasiadas opciones donde elegir, tecnologías cada vez más complejas y las personas sienten que les falta autenticidad, que no pueden asumir la responsabilidad de tomar decisiones a cada momento para las que no están preparadas.


A través de las redes sociales, lo único que se consigue es darle más importancia a la propia imagen, fomentando conductas narcisistas. Tal como lo describía el psicólogo Erik Erikson, la etapa de los 12 a 20 años es la de encontrar una identidad y en ese contexto las redes sociales pueden incluso ser útiles para definir unos gustos, un estilo,.. El problema del uso de las redes sociales surge cuando más allá de los 20 años, se vive pendiente de la propia imagen en redes, de lo que los demás opinan o comentan, tu valor depende del impacto que generas. Ya no es un compartir temas, intereses, aficiones, un medio de comunicación, es solo y únicamente mostrarse y ser valorado por los demás. Cuando tu valor depende de los demás o de factores externos, se pierde la identidad, se pierde la conexión con tu Yo auténtico, que surge del interior. Como no atendemos nuestro interior, nuestras emociones, nuestros sentimientos, lo perdemos e intentamos llenar nuestro vacío interior con cosas externas como consumir, una actividad excesiva, sexo rápido, información efímera o un desmesurado culto a la imágen.


Todo y ser una evolución de nuestra sociedad actual, el cuidar nuestro mundo interior y quitar el foco de la valoración externa, depende de nosotros.


Bilbiografía:

Hirigoyen, M.F., (2020), Los narcisos - han tomado el poder, Barcelona: Editorial Planeta

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